Monjes emprendedores y su imperio tecnológico
Cansados de pagar de más por cartuchos de impresora, un grupo de monjes en Estados Unidos dio vida a un emprendimiento que no solo llamó la atención, sino que también generó millones en ganancias. A veces, las ideas más simples son las que marcan la diferencia, ¿verdad?
Un emprendimiento que surgió del corazón monástico
En 2002, el Padre Bernard McCoy decidió crear LaserMonks desde su monasterio en Wisconsin, donde vive junto a otros monjes de la orden cisterciense, conocida por su estilo de vida sencillo y devoto. La necesidad de conseguir fondos y el deseo de luchar contra los altos costos de los cartuchos de impresora lo llevaron a armar un pequeño taller donde ellos mismos empaquetaban los productos de manera manual.
La idea no pasó desapercibida. Con el tiempo, Sarah Caniglia y Cindy Griffith, emprendedoras de Colorado, se unieron para lanzar un sitio web que vendía cartuchos reciclados a iglesias y escuelas. En sus primeros meses, llegaron a recibir 50 pedidos diarios, lo que obligó a los monjes a organizar los envíos de forma inmediata y con dedicación.
Crecimiento exponencial y enfoque ecológico
Para 2005, el volumen de venta se disparó a 500 pedidos diarios. Durante ese tiempo, el catálogo se expandió para incluir también papel y tóner. Sarah, experta en diseño, y Cindy, especializada en logística, se encargaron de la parte de marketing, mientras los monjes se dedicaban a manejar los paquetes. Lo realmente interesante es que lograron atraer a sus clientes con precios bajos y un enfoque ecológico, algo que resonaba muy bien en el mercado.
En 2009, LaserMonks alcanzó ingresos de 4.5 millones de dólares anuales, gestionando miles de pedidos diariamente. La incorporación de cartuchos hechos con aceite de soja, utilizando equipo básico, les permitió atender aún más clientes. Este modelo combinaba la tradición monástica con un enfoque moderno y funcional.
Una historia que continúa
Ahora, en 2025, LaserMonks maneja cientos de pedidos diarios. Los monjes, apoyados por sistemas digitales, siguen enviando productos a lo largo y ancho del país, aunque mantienen su trabajo manual, recordando sus humildes comienzos. Su historia es un buen ejemplo de cómo una necesidad puede transformarse en un emprendimiento exitoso, adaptándose con estilo a las demandas actuales y comprobando que a veces, menos es más.